La Sociedad Española de Salud y Medicina Integrativa (SESMI) advierte de una epidemia de diabetes y síndrome metabólico entre la población pediátrica, a causa de los malos hábitos en la alimentación. Es prioritario favorecer el acceso a dietas más saludables y la promoción de estilos de vida más activos y menos sedentarios desde edades tempranas, tanto en el entorno familiar como escolar.
El dato más alarmante es que la obesidad infantil podría aumentar en un 60% en los próximos 10 años si no se hace alguna cosa al respecto. Los productos que la industria alimentaria ofrece a los niños son altamente ricos en azúcares refinados y grasas transaturadas, lo que sumado al sedentarismo por su alto grado de exposición a las pantallas y por ello al bajo ejercicio físico, aumenta el riesgo de obesidad y síndrome metabólico (elevación de la glucosa y los triglicéridos, descenso del colesterol bueno, obesidad y aumento de la presión arterial en una misma persona).
El síndrome metabólico aumenta el riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2.
Desde la SESMI hacemos un llamamiento a los padres a seguir una dieta saludable, rica en verduras, con productos de cercanía y ecológicos a ser posible, con proteína animal de buena calidad y grasas saludables (como el aguacate, los frutos secos, las semillas o los pescados azules pequeños)
, destaca la médico especialista en medicina interna y experta de la SESMI, Alejandra Menassa.
La diabetes y la insulinorresistencia
Diariamente, se observa como gente -cada vez más joven- tiene niveles de insulina muy elevados y acaba desarrollando lo que se denomina insulinorresistencia. “Cuando ingerimos carbohidratos, éstos se transforman en glucosa y nuestro páncreas genera insulina, la hormona que regula la cantidad de glucosa en sangre”, explica Susagna Muns, experta en nutrición de la SESMI.
Al comer un exceso de hidratos de carbono nuestro cuerpo genera insulina para poder gestionarlo pero, con el tiempo, esta insulina deja de ser eficiente y se va acumulando en el torrente sanguíneo. Tras el envío a las reservas de glucógeno (en el hígado, cerebro y músculos), la glucosa sobrante se transforma en triglicéridos (en grasa) y se genera un hígado graso.
La insulinorresistencia es un síndrome silencioso con características difíciles de detectar a simple vista y que no se controla habitualmente.
Por eso, lo más habitual es detectar su presencia cuando ya se ha instaurado en el organismo y es un factor de riesgo para la salud
, advierte Muns.
Leer bien el etiquetado
Los niños y la sociedad en general vive, actualmente, en un ambiente obesogénico. Hoy en día se tiene al alcance y por precios muy baratos un gran abanico de productos ricos en azúcares, grasas saturadas trans y aceites refinados (recordemos que el azúcar es el conservante más barato que existe).
Susagna Muns avisa que “si no leemos bien el etiquetado no somos conscientes de la cantidad de azúcar que podemos llegar a ingerir (entre el 60 y el 70% se encuentra de forma oculta en las etiquetas)”. No existe ninguna bollería saludable. Lo mejor es cocinar magdalenas o galletas en casa, con ingredientes de calidad, sin gluten, sin azúcar, sin grasas trans ni aceites refinados.
La SESMI alerta de la inexistencia de una educación nutricional adecuada y de la falta de control de los mensajes que se difunden por las redes sociales por parte de personas sin ningún tipo de conocimientos nutricionales rigurosos.
La mayoría de los niños obesos es posible que arrastren este problema de salud a su vida adulta. Por eso, es esencial empezar a prevenir la enfermedad desde la infancia inculcando a nuestros hijos hábitos saludables
, señala Alejandra Menassa.
En el próximo Congreso de la Sociedad Española de Salud y Medicina Integrativa (SESMI), que se celebra del 11 al 13 de noviembre en Torremolinos, explicaremos cómo enfocar el tema alimentario desde el entorno familiar, y lo importante que es que el niño desde pequeño se acostumbre a comer fruta, verdura, frutos secos que adquiera unos valores alimentarios, y lleve una vida física con actividad adecuada.