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La Sociedad Española de Salud y Medicina Integrativa (SESMI) recuerda que la microbiota puede impactar en la salud mental ya que conecta el intestino, las emociones y las respuestas comportamentales, en el conocido como eje microbiota – intestino – cerebro. Todo esto debería animar a los profesionales de la Medicina a reenfocar el diagnóstico y tratamiento de multitud de enfermedades y trastornos neurológicos, también desde la microbiota, con probióticos, prebióticos y psicobióticos” advierte la Dra. Mª Dolores de la Puerta Soler, especialista en salud intestinal y microbiota de la SESMI.

Según diferentes estudios, la abundancia de determinados géneros bacterianos predicen, significativamente, los rasgos de la personalidad. Se evaluó la estructura y función cerebral de personas mientras se les mostraban diferentes imágenes emotivas o desagradables y “curiosamente, se observó que reaccionaban de forma diferente a los estímulos en función de sus bacterias intestinales” detalla la Dra. de la Puerta.

Así pues, los análisis de la microbiota intestinal revelan que las personas con mayor interacción social tienden a tener una microbiota diversa y, por tanto, saludable. Como señala la experta en microbiota de la SESMI,

según estos resultados, las interacciones sociales contribuyen a conformar la comunidad microbiana del intestino humano. Por el contrario, la ansiedad y el estrés están relacionados con una diversidad más reducida y una composición de microbiota alterada.

 

EL EJE MICROBIOTA-INTESTINO-CEREBRO

“Hay un estrecho vínculo entre los sentimientos y la función intestinal. Asociamos sentimientos gratos y bienestar a una buena comida o un buen vino y, de igual forma, el estrés, la ansiedad o la depresión se acompañan de trastornos gastrointestinales funcionales” explica la Dra. de la Puerta.

La comunicación entre la microbiota, el intestino y el cerebro es bidireccional. El cerebro manda órdenes al intestino para desarrollar sus funciones de absorción y de motilidad, entre otras, y desde el intestino llega información al sistema nervioso

destaca la Dra. Alejandra Menassa, médico internista y asesora de la SESMI. Según la Dra. Menassa, una permeabilidad intestinal, un sobrecrecimiento bacteriano o una disbiosis provocan que las toxinas que se generan en el intestino -vía nervio vago- vayan de manera retrógrada al sistema nervioso. También hay algunas otras toxinas que se vierten a la sangre y, a partir de la sangre, atraviesan la barrera hematoencefálica y entran también en el sistema nervioso, modulando el desarrollo, función y comportamiento del cerebro.

El nervio vago es el más largo de los nervios del grupo de los conocidos como pares craneales y contiene fibras tanto motoras como sensitivas. Su actividad potencia el refuerzo personal, condiciona preferencias e induce la liberación de la dopamina (neurotransmisor que determina el comportamiento y la cognición, la motivación y la recompensa, la regulación del sueño, el humor, la atención y el aprendizaje.

El intestino y las sustancias que genera su microbiota son pues, a través del nervio vago, importantes reguladores del estado de ánimo, de la motivación y de la recompensa

afirma la Dra. de la Puerta.

 

¿CÓMO CONSEGUIR UNA MICROBIOTA SALUDABLE?

La Dra. Menassa señala que una microbiota saludable depende de la salud intestinal y de tener una dieta saludable “rica en fibras, sin exceso de hidratos de carbono, con grasas saludables provenientes de vegetales como el aceite de coco o el aguacate y comer ecológico y de proximidad, entre otros aspectos”. También en una microbiota saludable “tenemos unos niveles de vitaminas B funcionalmente activos y necesarios para la síntesis de neurotransmisores”, lo que impacta en nuestra salud mental y en nuestra sensación de tristeza o de ansiedad.

Según la Dra. de la Puerta, “situaciones como el estrés o la toma de determinados fármacos, como los antibióticos, tienen efectos muy nocivos a nivel del tracto gastrointestinal sobre la microbiota porque bloquean la normal comunicación del eje microbiota-cerebro-intestino”. Esta alteración es responsable, en muchas ocasiones, de trastornos cognitivos (autismo, trastorno por déficit de atención e hiperactividad, etc.) y desórdenes neurológicos, psicológicos y psiquiátricos; así como de trastornos gastrointestinales como el intestino irritable y la enfermedad inflamatoria intestinal crónica (caracterizadas ambas por desórdenes de la microbiota (disbiosis)).

También hay que tener en cuenta que muchas veces los estados depresivos son en realidad disfunciones tiroideas y el tiroides está estrechamente relacionado con el intestino. Siempre que hay depresión lo primero que hay que hacer es descartar las causas orgánicas

, advierte la Dra. Menassa.

 

BIBLIOGRAFÍA:

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https://www.frontiersin.org/…/10…/fgene.2019.00098/full

Breaking down the barriers: the gut microbiome, intestinal permeability and stress-related psychiatric disorders

https://www.frontiersin.org/…/10…/fncel.2015.00392/full

“The fascinating connection between gut bacteria and brain health”

https://www.mindfood.com/article/the-fascinating-connection-between-gut-bacteria-and-brain-health/?fbclid=IwAR1kBsq0b7OnZnkuYvkXYL6uwIRm5SoAA0aD96bfhdg-Hz12VDGc-Cjq1tg

“El eje microbiota-intestino-cerebro y sus grandes proyecciones”

https://doi.org/10.33588/rn.6803.2018223

Interplay of Good Bacteria and Central Nervous System: Cognitive Aspects and Mechanistic Considerations

https://doi.org/10.3389/fnins.2021.613120

“Gut microbiome composition and diversity are related to human personality traits”

https://doi.org/10.1016/j.humic.2019.100069

Tryptophan Metabolism by Gut Microbiome and Gut-Brain-Axis: An in silico Analysis

https://www.frontiersin.org/…/10…/fnins.2019.01365/full

The Vagus Nerve at the Interface of the Microbiota-Gut-Brain Axis

https://doi.org/10.3389/fnins.2018.00049

“A Neural Circuit for Gut-Induced Reward”

https://doi.org/10.1016/j.cell.2018.08.049

Gut-Brain-Microbiota Axis: Antibiotics and Functional Gastrointestinal Disorders

https://doi.org/10.3390/nu13020389

Brain structure and response to emotional stimuli as related to gut microbial profiles in healthy women.

https://journals.lww.com/psychosomaticmedicine/Pages/default.aspx?PAPNotFound=true

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